martes, 10 de enero de 2012

Una señal


Son las doce y diez de la noche, y hay un gigante en mi garaje.
Siempre resulta extraño ver a alguien que conoces en un contexto diferente repentinamente trasplantado a tu vida diaria. Como cruzarse en el supermercado con alguien a quien has besado en lo profundo de la noche. A Jack lo he visto en el aparcamiento del hospital, luego en el pinar, en el entierro, pero verlo aquí,  trajinando en medio de los posters de tenistas, se me hace raro. Sobre todo que este tipo se basta consigo mismo en lo que a <<raro>> se refiere…
La situación es particularmente singular. El aspecto que tiene, todo encorvado, frunciendo los matojos de cejas mientras mira, dubitativo, a Henri Leconte apretando con rabia el puño, empieza a provocarme ganas de reír.
(…)
Me pregunto qué cara pondrá cuando vea mi habitación.
Subimos las escaleras de puntillas: no es momento de despertar a  papá con un gigante en casa. Sus enormes pies se lian con la mitad de las escobas , escobillas y hasta el aspirador , que ruedan por el hueco de la escalera.
Jack se vuelve hacia mi y me dice:
-          Chsss…eh! Despertaremos a tu padrrrrre.
En el pasillo le enseño las lámparas de araña y los cuadros, pero se pega con todo y la casa suena como si yo acarreara una campana resquebrajada.
-        --  ¡Chsss…! Eh, hemos dicho ¡chsss…!- me repite de nuevo.
Me invade la risa floja, pero se corta en seco: oigo que papá baja.(…)Meto al gigante en mi habitación, igual que un enorme montón de ropa en una lavadora muy pequeña. No consigue pasar por la puerta , yo empujo, él empuja , me da miedo que arranque el tabique con los hombros. (…)
-         - ¿Cómo se te ocurre dar semejantes portazos? ¡sábes qué hora és?
-          -Ah, ¿Si? ¿Te he despertado?
-          -No. No dormía.
-          -Eh…Eh bueno, ¡Voy a leer un poco!
-          -No te acuestes demasiado tarde
-          -No, no
-         - Anda ¡Buenas noches!
-          -Buenas noches.
Miro a papá que se vuelve a la cama. Oigo como hace crujir las escaleras y cierra la puerta de su habitación. Pienso que tal vez , podía haberle presentado al gigante. Me ha pillado por sorpresa, eso es todo. Papá le habría enseñado sus cuadros y demás, y quizá Jack le hubiera ofrecido un pedazo de su sombra a él también. Me habría gustado verlos bebiendo un Martini mientras ven la tele.
Quizá podamos hacerlo más adelante.

(Mathias Malthieu , La alargada sombra del amor )

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