viernes, 1 de octubre de 2010

Juliet

-¡Ya basta!- vociferó con furia dando un manotazo sobre la mugrienta pared de ladrillo- ¡Dime la maldita verdad! ¡Ahora!- dijo zarandeándola con violencia por los hombros, con los ojos enfebrecidos, tal vez por la rabia incontenida o por una copa de más de esas que se toman por devoción.
-Yo…suélteme, me hará daño- protestó ella llorosa y aturdida.
- ¿A quién quieres más? ¿A mi o a él? ¡Responde!-le exigió con rudeza.
Ella negó haciendo que los bucles de su melena danzasen al viento gélido de la noche.
-¿Estas sorda?-la zarandeó más y más fuerte, con la voz quebrada de furia.
-Déjeme irme por favor…No se quien es, no se su nombre, ni su edad, nada. Seguramente se habrá  equivocado de mujer…-ahogó un grito de puro terror cuando él la aferró del cabello clavándole sus ojos verde cetrino en los suyos negros.
-He dicho que a quien prefieres…¡Contéstame maldita zorra! Y no digas que no me conoces, llevamos dos años viéndonos.
-Se lo juro-se puso a temblar violentamente- No sé quien es…no recuerdo su cara.
-Ayer fuimos al cine, me tuve que sentar justo detrás suyo porque él se sentó a tu lado. ¿Quién es? ¿Eh? ¿Te lo estas tirando? ¡Eres una puta! ¡Me eres infiel!
Aterrada por el cariz que tomaba la situación chilló tan fuerte como le permitieron sus pulmones, hasta que la garganta le dolió y los oídos le pitarón. En ese instante la agarró por el cuello y la estampó contra la pared.
-Violeta…eres mala, me haces sufrir. Yo que te quiero tanto, tanto que me duele el alma si no pienso en ti cada segundo del día. Con la de recuerdos bonitos que tenemos juntos…-la soltó y le profirió una patada en el abdomen que la tiro al suelo.
Violeta no podía asimilar todo aquello ¿Por qué ese hombre sabia su nombre? ¿Cómo sabía que había ido ayer con Romeo al cine?
Dejó de pensar cuando  arremetió contra ella dándole un puñetazo en la cara. Dolía tanto como cuando te perforan con hierro candente hasta el hueso.
-¿Te acuerdas del día que me regalaste tú bufanda roja? ¿Y de cuando paseábamos juntos de vuelta a tu casa y yo esperaba a que subieras a tu piso, el 4ºB? ¿Y de los helados de chocolate con menta que tomas cada viernes?
Violeta recordó su bufanda perdida en el perchero de la oficina de su trabajo en la agencia de viajes. Recordó que nadie la acompañaba nunca a casa, que vivía en un 4ºB sin ascensor y que tomaba helado cada viernes junto a sus amigas en una heladería del centro.
-Y ahora me dejas de lado por ese...¿Cómo se llamaba? ¡Ah si! Romeo…¡A quien tienes que querer es a mi! Yo te he amado siempre, ingrata infiel.
-¡Socorro! ¡Que alguien me ayude! ¡Por dios! ¡Socorro!-gritó violeta llorando.
Se dio cuenta de que la iban a matar, tanto miedo se le resbalaba por su espina dorsal en forma de sudor frio que tal vez por ello la boca se le había quedado seca.
-Pues si no eres mía Violeta, no vas a ser de nadie. No soy celoso, solo es que te amo demasiado- en ese instante sacó una navaja de su bolsillo trasero y la abrió al aire con mestría. Cogió a Violeta por el pelo quien chillaba como una loca ¡Que exagerada! ¡Pero si no le iba a hacer daño!
-Juliet…when we made love you used to cried…-canturreó la canción agitando el filo cortante que comenzó a desgarrar el fino cuello de Violeta-When you gonna realise it was just that the time was wrong…Juliet?

Dicen que el sonido de cuando se esta degollando a una persona es tan escalofriante que se te queda anclado en el subconsciente toda la vida. Seguramente será porque al desgarrar, mientras la victima chilla y aulla de dolor retorciéndose bajo tu cuerpo, la sangre se cuela en la traquea deslizándose a borbotones y ahogando los gritos como algo mucho peor. Ni son gorgojeos, ni gárgaras, ni ahogos…es algo tan inmundo que no puede describirse con palabras…
Salvo la muerte.
Y de eso ahora sabe mucho Violeta, podéis ir a preguntarle a una calle y siete portales del lugar donde murió. En el piso de quien más la ha amado nunca, emparedada, en trozos, envuelta, putrefacta, disecada, ensartada, mancillada, abusada…
Porque hay amores egoístas, obsesivos, nocivos. Puede que no te maten, ni te asesinen físicamente. Pero psicológica…puede pasar muchas veces.
¿Y sabes por qué? Porque en el fondo son tan sumamente egoístas que solo pueden amarse a si mismos.