domingo, 22 de abril de 2012

Verles allí


Tras la sorpresa inicial no pude evitar sentir un escalofrío por toda mi espina dorsal.
Escalofrío que, mezcla de hielo y sangre insana, fue cayendo como alquitrán sobre mis caderas, para subir trepando en forma de zigzag abrasador sobre mis pulmones. Y entonces, fue bombeando con más rapidez esa sangre obscura a un corazón enfermo. Traté de sonreir, pero no podía dejar de pensar en una cosa:
<<Esto, no es lo correcto>>
Le di los dos besos de cortesía a esa mujer, esa cara nueva de ojos azules y pelo rubio tintado. Sin poderlo evitar, como hipnotizada la miré de arriba abajo.
Concluí en que era muy distinta, no era el tipo de mujer que estaba acostumbrada a ver, y mucho menos junto a él.
Acto seguido le dio un casto beso con una sonrisa más atontada que la de un niño con zapatos nuevos y se encaminó de la mano de ella al autobus.
Intenté que mi vorágine de espanto no se filtrase por los poros de mi cara.
-En verdad me alegro mucho por él- sonrió mi padre.
-Qué rápido se ha repuesto ¿No?- mascullé con acritud.
-Todo el mundo tiene derecho a rehacer su vida cariño, hay que ser felices y vivir la vida.
-Si, además esta tiene más personalidad que Carmen, y míralos se los ve tan bien...
-¡Su mujer murió hace menos de un año! - les susurré alarmada recordándoles lo racional, lo inmoral de aquello.
-Bueno ¿Y qué quieres qué haga el pobre hombre? ¿Llorar por una mujer lacia y enferma toda su vida? Ahora puede vivir una nueva vida, con una mujer a la que quiere que también vive la vida como él. No eres nadie para criticarle, para- tras esto, se encaminó al autobus, le seguí de cerca.
-¿Estás diciendome que es normal desechar el amor de veinticinco años de matrimonio a los pocos meses de enviudar?
Entonces mi madre rio con cierto sarcasmo leve.
-Hija, no les iría tan bien en su matrimonio, es por eso que ahora él hace con esta mujer lo que nunca hizo con su esposa.
-Cierto, y te pido que cerremos el tema.
Tras esto subieron al autobus, yo me quedé en el sitio.
-¿Estás bien?-me zarandeó del chaquetón, ante mi silencio me agarró de la mano y tiró de mi hasta el interior, nos sentamos.
Enmudezco, en el interior de mi cabeza mis propios fantasmas se rien de mi.
Recuerdo el día del funeral, llueven más recuerdos a mi cabeza sobre la muerta.
Pelo negro rizado que enmarcaba un rostro en forma de corazón, que había pasado horas y horas hablando con mi madre mientras los hombres trataban los temas de economía. Esa mujer que siempre que había ganado un concurso de literatura dentro de la Asociación de empleados me había dedicado una felicitación y un ánimo que no había recibido de otros.
Me puse la mano sobre los ojos y traté de volver a no sentir nada.
Y lo más sorprendente, lo conseguí.
Todo había quedado anestesiado, todos los recuerdos destapados. Y aunque mis ideas no rasguñaban el corazón , las sentía como algo real.
Ese amor fiel, condescendiente, protector, eterno.
Ese amor adolescente, encantador, febril, apasionado, pueril.
No existe, el amor no existe.
No existe.
Es solo una ensoñación de nuestro cerebro que altera las hormonas e influye sobre nosotros mismos durante un lapso de tiempo.
Hasta que llega otro sujeto que nos parezca mejor, entonces desechamos nuestro amor por el espécimen anterior y lo cambiamos.
Y así un ciclo, interminable.
Gilipolleces.
A los enfermos no se les quiere, se acaban convirtiendo en algo que cuidar, algo engorroso que vuelve a su compañero sano en un fardo de reproches, furia y deseos de librarse de la jaula. Pero que no hacen por una estúpida y anquilosada compasión.
Eso es todo, no hay nada más.
Y nunca había estado tan segura de aquello como lo estuve en aquel instante.
Y no lloré, ni sentí nada, algo particular y extraño.
Aterrador creerán, pero yo lo vi como algo neutral.
No me apetecía abrazar, dar un beso, tocar, ni decir nada con algo afectuoso. Tal vez no era solo que no me apeteciera, es que no salia.
Definitivamente, las personas cambiamos, evolucionando a algo que no era nada lo que fuimos en un principio.



viernes, 20 de abril de 2012

Reiactanea

Porque...
¿Por qué a los humanos se nos dio la racionalidad, la concepción de las cosas? Porque no podíamos ser como los lobos... ¿Sabes qué? Los lobos nunca se equivocan, jamás.
Desde un principio defienden a los suyos, quedan unidos por un estrecho vínculo con ellos, nunca se traicionan, eligen una pareja con la cual copular atándose a ella y cuidándola, nunca se abandonan, nunca…dejan a otro lobo de su manada solo.
Nunca, a menos que sea por ciertas causas, un lobo se equivocará eligiendo a los de su manada.
¿Por qué nosotros no pudimos ser así?
Muchas veces, cuando estaba de rodillas rezando, sintiendo la madera clavarse en mis huesudas rótulas, pensaba que realmente el Edén consistía en eso.
En el Edén hubo humanos con raciocinio, pero no concebían la diferenciación entre bien y mal. Por eso, por eso eran libres, eran inconscientes de su “desnudez” tanto física como mental.
Allí, en el Edén, no había diferenciación de clases, no había que preservar las verdades con mentiras, no había…solo eran, eran animales superiores.
Pero…¿La libertad es la elección o la ignorancia? ¿La felicidad es la realización de un ciclo vital de nacimiento, crecimiento, reproducción y muerte? ¿O por el contrario es vivir una vida alejándose de esa idea y deseando dejar huella?
Y tras esa diatriba de pensamientos dejé la flor sobre la tumba que llevaba años sin visitar.
Era una flor humilde, durante unos breves instantes me abochorné por no haber comprado algo ostentoso, más bonito.
Pero luego, mi bochorno dio lugar a la idea de que lo que quedase allí bajo esa lápida no le importaría que la flor, un iris blanco que había cortado en los alrededores de la facultad, languideciera allí.
Pensé en rezar, pero yo ya no sabía rezar.
Quise santiguarme, pero me pareció hipócrita.
Y me quedé allí, bajo el cielo grisáceo, perdida.
No me gustan los cementerios.
No porque sepan a muerte, sino porque resuenan a recuerdos fragmentados en lágrimas, muchas de ellas baratas, y las otras…las otras se llevan por dentro.
Solo sabía que esa flor significaba esperanza.

domingo, 15 de abril de 2012

Sonata de vegetales

"Tanto el amor como las personas me dan miedo.
Me da miedo la soledad, temo que me olvides."


Dejo que las sílabas rápidas como dedos deslizándose en formas de susurros se deslicen por mi mente, como si cayeran rodando en zig-zag por mi columna y me perforasen las costillas. Como si fueran las ramas de un árbol de cerezo ,que finalmente, se alimenta de la sangre de cada una de mis venas. Y en contacto con mi corazón florecen millones de flores de "sakura", rosáceas a causa de ese líquido espeso y dador de vida.
Insuflo aire a mis pulmones, aire que condensa lo que me inspiras al mirarte. Es,en esos momentos, lejanos de todo sentido,cuando en mi cuerpo da lugar la tardía primavera.
Y me consumo, y me muero lentamente y me deshojo, y me convierto en invierno. Carente de ideas, de sentimientos, de identidad, ataráxia en cada nervadura de la madera de abedul que se han convertido mis brazos , columna y costillas.
Mis ojos hojarasca marrón sin la viveza del otoño.
No estoy muerta, no estoy muerta, no estoy muerta por dentro.
Puedo escribir, puedo ser lo que quiera siempre, mi musa no se irá...¿Verdad? ¿Puedo seguir escribiendo cosas qué acaricien los corazones del resto como el olor de los tilos en flor de Mayo? ¿Verdad? Entonces...¿Cuando deje de escribir? ¿Cuando dejó de tocarme el corazón lo que escribía yo misma? ¿Cuando dejó de parecerme algo bello una tontería ,que la gente adoraba, pero me parecía una mentira?
Tengo sueños con fuentes llenas de agua, con duchas en las cuales decido desnudarme y mostrarte que estoy aquí, desnuda.
¿Y tú? ¿Tú qué haces? Ya nada me hace florecer...
Y creo que es, y aquí va la única cosa que notarán con algo de sentimiento en lo poco que queda de mi, que tú, si tú.
Tú eras mi corazón, mi sentimiento, la razón de no dejar que estos latidos se detuvieran , eras tú el anochecer, el sonido de las golondrinas en verano, el olor de las hojas de un libro antiguo, las letras, los números, la razón de creer en un futuro,en la estabilidad, en la gloria, en la sabiduría, en el éxito de mis palabras conformando un texto, mi apoyo, mi punto de fuerza, la tierra, la espuma, las olas feroces que tras una tormenta mecen mi cuerpo magullado y sanguinolento, el tic-tac abrumado, el verde de las campiñas Escocesas, la lluvia que discurre en las ventanas de Londres,el grito desgarrado contra la puerta, el incendio que recorre mis venas al cantar o las lágrimas de felicidad de ver un cuadro que me toque cada fibra del alma.
Y todo eso, tú...
Se ha muerto, ha quedado extinguido, sepultado, convertido en cenizas incapaces de abonar lo derrumbado.
Algo que no es semilla, algo que no es ave fénix, algo que no es eterno como un unicornio o lúgubre como un fantasma.
No eres nada, ya no estás, has muerto, has muerto, has muerto...
Y yo...desde aquello necesito canciones, libros, poemas, o sentimientos ajenos para absorverlos y momentaneamente escribir con algo de corazón.
Porque sino...es imposible, necesito oxígeno de pulmones ajenos, dolor de desgarros ajenos, pensamientos de cerebros ajenos, agua de lágrimas ajenas.
Yo no soy un árbol de invierno,no.
Creo que me he vuelto algo diferente, que no sabe que es.
Ataraxía positiva, lo llamo.
Y tú, tú ya no estás, corazón.
Ya no estás.
Y sin ti, sin esa musa, sin esa inspiración, sin la creación pulcra de una flor ¿Cómo escribo?
No encuentro almas de orquídeas los días en los que se nublan mis neuronas y llueve en las cuerdas vocales de mi tráquea.

"Ella me dijo al marcharse:
Que aunque estuviera a su lado, parecía no estarlo,
que era semejante al filo de un cuchillo,
que al tocarlo se escurre"





martes, 10 de abril de 2012

Intuición

<<No puedes dejar de sentirlo, aunque intentas obviarlo, pero para una mujer indómita y cambiante es imposible.
Algo en tu cabeza no para de resonar y advertírtelo, como una tímida indicación en una carretera secundaria que se va haciendo más grande y patente conforme te acercas a la autovía. >>


Respiró suavemente, luego levemente incomodada , se le había acercado a escasos diez centímetros de su cara.
-¿Qué haces?-susurró con una voz modulada.
-Mirarte.
Tragó saliva y se removió en el asiento, se empezaba a encontrar incómoda.
Por su parte la otra persona empezó con sus bromas.
Pero se acercaba demasiado, demasiado, demasiado.
Con una risa nerviosa le puso de broma la mano en la cara alejándole de su espacio íntimo, sin mirarle.
Eran tonterías suyas ¿Verdad? No pareciera que pudiera actuar con normalidad con el género contrario.
Siempre sentía miedo, asco, una ligera duda.
Y cuando se sentía cómoda bajaba la guardia.
Y ese era el problema, había bajado la guardia pero cuando le había visto las posibles orejas a un lobo disfrazado de oveja había comenzado a asustarse, a temblar, a languidecer, a sentir asco de sí misma.
No quería que la tocasen.

miércoles, 4 de abril de 2012

Bloodstream

Acabo de darme cuenta que si mañana me dijeran que mi vida vuelve a verse al filo de la muerte.
Que si me dijeran que mi salud es aun peor que antes.
Que si se me quiebran los caminos.
Que si no pudiera seguir adelante…
No me importaría, porque…
Soy feliz, estoy feliz conmigo misma, hasta donde he llegado, y aunque no haya logrado dejar una huella…
Siento que durante al menos una década la gente que me ha hecho sonreir, me recordaría.