martes, 1 de marzo de 2011

Ahí

-¿Ves? Me siento inservible…soy una princesa estúpida que no sabe hacer nada más en el mundo que complacer a otros con un plato de comida en la mesa, coser algún que otro traje y como mucho estudiar y conversar. Pero no sé nada del mundo de afuera, y eso me enfurece, si yo no fuera tan débil, sino dependiera de unas pastillas día y noche…Me escaparía y me iría, pero no puedo hacer nada y…-tomó aire con cierto temblor en su voz pero él no la dejó continuar.
-¿Y crees que yo te dejaría hacer una tontería como esa?-la miró con cierta aseveridad y ella trago saliva temblorosa, a lo cual se suavizó y comenzó a acariciarle el pelo- Sabes muchas cosas, has vivido otras tantas y comprendo tu frustración. Pero la solución no es huir y cargarte adrede tu salud. Yo no puedo permitirte que hagas eso ¿Lo entiendes?
-¿Por qué?
Y se calló.

Fue ahí cuando se dio cuenta de demasiadas cosas.