¿Qué tal si, en lugar de exigir que la vida fuese diferente, simplemente te propusieses hacer que fuese mejor, en virtud de tu propia actitud y a partir de tus acciones? ¿Qué tal si, en lugar de poner límites a tu felicidad, manteniéndola como rehén hasta que se diesen ciertas condiciones, simplemente dejases que esa felicidad ocurriese?
Imagina cómo sería la vida si no tuvieses que preocuparte por conseguir cosas o por perderlas. Imagina lo que podrías lograr si pudieses aprovechar tu tiempo, libre de enojos, frustraciones y arrepentimientos. Piensa en todos los sitios a los que podrías ir si no tuvieses que pedir antes permiso a tu propio ego.
Vale, bien, y entonces yo no se porque no consigo seguir mis ideas.
Suspensa en prácticas, me queda el orgullo de nuevo para septiembre y no he aprobado la asignatura de: "Cómo pasar de lo del qué diran y quitarse la máscara". Al menos he sacado un cinco raspado en poder mirarme en el espejo sin sentir repulsión durante unos días seguidos.sobre no reconocer mi identidad y preguntarme ¿Quién es la traidora qué hace de mi doble al otro extremo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario