martes, 10 de marzo de 2009

Enajenación

Las gotas resonaban lentamente en aquel cuarto de baño público, de azulejos blanquecinos que se reflejaban en el gran y destartalado espejo que estaba salpicado por agua y sangre…
-No, no ¡Por favor!- sollozó la voz de una chica, ahogada por la mano que tenia tapando su boca e intentando contener el continuo derramamiento de sangre de su nariz.
Su frágil cuerpo temblaba con violentas sacudidas y las gotas de sangre se mezclaban con sus lágrimas, dejando unas extrañas y macabras formas escurridizas sobre el lavabo blanco, que en el centro del desagüe tenia marcas de oxido.
-Esa no soy yo, eso no soy yo ¡Déjame! ¡Vete!- ante su grito tembloroso de furia una de las puertas donde daban los retretes se abrió con un lánguido quejido de las bisagras.
Y lo hizo sola. Allí no había nadie, tan solo ella ¿Verdad?
En consecuencia a su pensamiento escuchó una respiración irregular frente a ella.
El corazón comenzó a martillearle en el pecho, amenazando con salirse del tórax para poder escapar de aquella terrible situación.
-Tu no existes ¡No eres real! ¡No lo eres! ¡Vete!-la temperatura descendió unos cuantos grados, su propia sangre producía vaho. Aquello era una amenaza silenciosa ante su rebeldía.
-Mírame-susurró una extraña voz inmaterial.
Como no se movió y su respiración se agitó, unos golpes rítmicos resonaron tras ella. Unos pasos, se acercaban, cada vez más y más cerca.
Su corazón se agitó como nunca antes, sintió la adrenalina y la sensación de oleadas de calor y frío resbalar por su espina dorsal.
La iba a matar… se volteó y chilló con todas sus fuerzas sosteniendo como podía la hemorragia nasal.
Pero allí no había nada…y su nariz ya no sangraba. Se giró lentamente y miró el espejo.
No había sangre. Todo era limpio e inmaculado. Tampoco hacía frío…
Se relajó un tanto, esta vez no había ido tan mal como las otras veces. Seguro…seguro que se acostumbraría, ella no estaba loca ¿Verdad?
En su mente no obtuvo respuesta, solo encontró el vacío.
<<Todo está limpio>> se dijo así misma. Pestañeó y volvió a mirarse en el espejo, su rostro era normal, el de siempre.
-No estoy loca…-susurró- es ella la que no existe-respondió al tiempo que señalaba su reflejo en el espejo.
La chica del espejo esbozó una macabra sonrisa y pronunció con voz quejumbrosa.
-Quien no existe eres tú , eres insignificante sin mi. Ellos no te quieren Sophie.
La figura del espejo rió y rió al tiempo que bailaba. Una canción lenta y mortuoria que perforaba su corazón y rasgaba el silencio.
-¡Cállate! ¡Cállate maldita cosa! ¡Todo es por tú culpa!- vociferó Sophie golpeando con furia el espejo, que se fracturó dejando una imagen descompuesta de si misma.
Ella no estaba loca, ella era la única que estaba cuerda de las dos.
Entonces… ¿Qué era esa sensación en su pecho? ¿Por qué solo ella sufría aquella enajenación?

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